Además del control ginecológico luego del parto, hay otros controles que se recomiendan para evaluar la salud en el posparto de manera integral.
Por un lado, es recomendable ver al obstetra una semana después del parto. Si fue por cesárea, en esta consulta el médico comprueba la buena retracción del útero, la calidad del sangrado o loquios (descartando infecciones) y retira los puntos de la herida operatoria. Si fue un parto vagin*l, se constatan las mismas cosas y especialmente se controla la evolución de la cicatriz de la episiotomía o los desgarros (si los hubo). También se observan los pezones y se examinan las mamas, se esté amamantando o no.
Al mes del parto se realiza un nuevo control en el que se comprueba si todo está yendo según lo esperado en el puerperio. Si todo va bien, se da el alta (luego del alta, se continúa con las visitas ginecológicas de rutina, sugeridas por el médico).
En esta oportunidad, además del peso y de la presión arterial, se evalúa:
El útero: con un tacto vagin*l el médico controla que el útero haya vuelto a su tamaño y forma habitual. En el caso de que hubiera alguna patología asociada, como miomas, se los identifica y evalúa su tamaño (suelen aumentar de tamaño durante el embarazo y disminuir luego del parto).
Cicatrización: si hubo cesárea, episiotomía o sutura de desgarros, el médico evalúa que los puntos se hayan cerrado bien y que las molestias hayan pasado.
En el caso de una cesárea, controla que la sutura –desde lo estético- haya cicatrizado bien, que no se hayan formaron queloides, hernias, etc.
Loquios: las pérdidas o loquios luego del parto suelen durar entre 20 a 40 días e ir variando con el tiempo. En un comienzo suelen ser más intensas y rojas y luego, a medida que pasan los días, más claras y menos abundantes. También varían dependiendo del tipo de parto, siendo más leves en un parto por cesárea.
En la consulta, el médico evalúa que los loquios se presenten normales.
El periné: a través del tacto vagin*l –a veces también utilizando un espéculo-, el médico comprueba que se haya recuperado el tono perineal y se descarta la presencia de granulomas, desgarros, etc.
Las mamas: si se está amamantando, el médico revisa que no haya grietas en el pezón, riesgo de mastitis o alguna dureza.
En el caso de haber sufrido diabetes gestacional, preeclampsia o problemas en el funcionamiento de la tiroides durante el embarazo, será necesario un control extra para comprobar que estas afecciones hayan remitido. En esos casos se indica la consulta con el endocrinólogo o el cardiólogo.
La consulta con el obstetra no es solo acerca de aspectos ginecológicos, también es una oportunidad para hablar sobre la alimentación, el peso, si es necesario o posible comenzar una dieta, el regreso a la actividad física y la sexualidad.
Es importante sacarse todas las dudas sin pudor ya que si todo está bien, el médico dará el alta y se podrán reanudar las relaciones sexuales. En este sentido, no solo hay que informarse acerca de los métodos anticonceptivos que se pueden utilizar en esta etapa, incluso si se está alimentando al bebé con lactancia exclusiva, sino también acerca de las posibles molestias o dificultades que se pueden presentar al reanudar las relaciones sexuales. La sequedad vagin*l -sobre todo si se está amamantando-, es común luego del parto, y en estos casos el profesional puede indicar un lubricante.
También es importante hablar acerca de cómo se siente la mamá anímicamente, si tiene períodos de tristeza o angustia, insomnio, irritabilidad, llanto o fuertes sentimientos de culpa e incapacidad para hacerse cargo del bebé, porque esto puede requerir una consulta con un psicólogo o psiquiatra.
Es importante no esperar a esta consulta y adelantar la visita al médico luego del parto en caso de:
Un chequeo general, teniendo en cuenta los cambios que se produjeron en el cuerpo durante el embarazo, ayudará a descartar problemas. Entre las consultas que se recomiendan, más allá del control ginecológico, están:
Odontólogo: si no se hizo ninguna visita al dentista en los meses previos, esta es una buena oportunidad para hacerlo, sobre todo porque en el embarazo los cambios hormonales producen modificaciones en la saliva –lo que puede favorecer la aparición de caries- e inflamación de encías, que puede producir gingivitis.
Dermatólogo: para revisar las manchas o lunares que se hayan oscurecido durante el embarazo u otras modificaciones en la piel como acné, resequedad y/o estrías, una visita al dermatólogo luego del parto nunca está de más.
Oftalmólogo: durante la gestación pueden empeorar ciertos trastornos de la vista, como por ejemplo la miopía. Si se tenía alguna dificultad visual previa al embarazo, lo mejor es consultar al oftalmólogo luego del parto para controlar.
Flebólogo: las várices son otra de las afecciones comunes durante el embarazo. En caso de haberlas sufrido, una visita al flebólogo ayudará a determinar el diagnóstico y a tratarlas si es necesario.
Especialista en nutrición: hay mamás que tardan entre seis meses y un año en recuperar su peso normal antes del embarazo. Sin embargo, a veces puede que no lo recuperen o que queden incluso más delgadas que antes.
En caso de notar que no solo no se recuperó el peso sino que hubo un aumento importante en los meses posteriores al parto, lo ideal es consultar con un profesional para revisar los hábitos alimenticios y comprobar que no se haya alterado el funcionamiento de la glándula tiroides.
Asesoró: Dr. Edgardo Rolla, obstetra
